MEDIO AMBIENTE, SOCIEDAD

Los huertos urbanos de Benimaclet: la reconciliación del barrio con la huerta

Una de la señas de identidad de Benimaclet son ya sus huertos urbanos, por cómo se consiguieron y por lo que suponen por el barrio. Aunque ahora pueda parecer que siempre han estado ahí, al final de la calle Mistral, solo hace cinco años que se pusieron en marcha, aunque la batalla por conseguirlos comenzó en 2011.

Los solares donde se ubican estos huertos se habían convertido en un problema grave para el barrio. En 1994 se aprobó para esa zona el PAI Benimaclet Este, con una superficie de 264.000 metros cuadrados y el proyecto de construir 1.300 viviendas.

El estallido de la burbuja inmobiliaria acabó con esas expectativas, y mientras tanto los solares se iban llenando de basura y degradación. Incluso en 2009 apareció un muerto dentro de una maleta, fruto de un crimen pasional.

El origen de los huertos urbanos

La Asociación vecinal de Benimaclet impulsó en 2010 una encuesta para ver qué se podía hacer en esos terrenos que “no le importaban a nadie”, que nadie se encargaba de limpiar o de vallar, y que en ese momento pertenecían a 50 propietarios.

“Y nos llevamos una decepción enorme: la gente solo pedía aparcamientos y grandes superficies, cuando pensábamos que querrían por ejemplo un centro de salud”, cuenta a Disfruta Benimaclet el presidente de la Asociación vecinal, Antonio Pérez.

Vista de los huertos urbanos de Benimaclet.
Vista de los huertos urbanos de Benimaclet. ©iah78 para DsftBenimaclet

Como el vecindario pedía aparcamientos para al barrio, la Asociación decidió ponerse manos a la obra. Un día colocaron una mesa en el lugar que estaba grafiado en el PAI como aparcamiento, cobraron 5 euros a los que quisieron participar, y con los 1.846 euros recogidos alquilaron una máquina que limpió y aplanó el terreno.

El dueño les pidió explicaciones, aunque llegaron a un acuerdo: firmaron una carta en la que reconocían que la superficie era del propietario, pero podían utilizar el terreno como aparcamiento hasta que el PAI se ejecutara.

Un paso más hacia los huertos

“Vimos que iba bien y que nadie decía nada”, rememora Antonio Pérez, así que optaron por dar un paso más e intentar recuperar parte de la huerta que se había quitado al barrio por culpa de las construcciones inmobiliarias.

Era el año 2011, y la Asociación convocó una asamblea para proponer a los vecinos acometer unos huertos urbanos en la zona que el PAI iba a destinar a parque. La idea inicial era contar con 47 parcelas, pero a la reunión acudieron entre 200 y 300 personas interesadas, por lo que se planteó un proyecto con 60 parcelas.

Y aquí comenzó “la batalla”, señala Antonio. Pidieron al Ayuntamiento de València que hablara con el propietario del terreno, el banco BBVA, para que dejara a los vecinos contar con estos huertos que gestionarían los vecinos. Como el banco hizo caso omiso, fueron entonces los vecinos a hablar con la entidad bancaria.

Al banco propietario de los terrenos le parecimos unos vecinos zarrapastrosos que queríamos ocupar sus propiedades»

Un huerto vertical

“Al banco le parecimos unos vecinos zarrapastrosos que querían ocupar unos terrenos suyos”, nos cuenta el presidente de la Asociación vecinal, así que ante la nula receptividad decidieron pasar a la acción: entraron en los terrenos, los nivelaron para que la superficie estuviera uniforme y en el futuro pudiera correr el agua, y hablaron con la Acequia de Mestalla para poder regar los campos con su agua.

Cultivos de los huertos urbanos de Benimaclet junto a un hotel para insectos. ©iah para DsftBenimaclet

La respuesta del banco fue que un día se encontraron los terrenos vallados. Y sobre esa valla los vecinos plantaron un huerto vertical. También plantaron un huerto a la puerta de la oficina central del banco. Y acabaron dando un paso más: “los sábados cortábamos la valla y entrábamos a trabajar; ellos el lunes lo deshacían todo”, indica Antonio.

Al final, les presentaron una demanda judicial, pero en 2012 se encontraron con que el Fiscal dio la razón a los vecinos y un “varapalo” al banco: “ellos no habían hecho nada en veinte años, los vecinos habían plantado lechugas y hecho algo útil”, explica el dirigente vecinal.

Así que el BBVA cedió el uso del suelo en precario al Ayuntamiento, y este a su vez a la Asociación de Vecinos hasta que se haga el PAI, aunque Antonio explica que tienen la seguridad de que cuando se ejecute “seguirán siendo huertos urbanos y serán de la Asociación de vecinos”.

Un huerto como un campo de fútbol

Los huertos urbanos de Benimaclet ocupan actualmente 10.000 metros cuadrados, como un campo de fútbol, tienen cien parcelas y unas 400 personas de todas las edades, procedencia o formación se ocupan de ellas.

Los autogestionan las personas que trabajan en ellos, y disponen de un estricto reglamento interno: no se pueden plantar árboles, los cultivos tienen que ser ecológicos, no se puede vender lo que se produce allí para no hacer competencia desleal al comercio del barrio y no se pueden plantar sustancias ilegales. “La gente mayor decía que los jóvenes iban a plantar marihuana”, recuerda con una sonrisa Antonio, aunque cinco años después no han tenido problemas de ningún tipo.

Las parcelas son rectangulares, con una extensión media de unos 60 metros cuadrados, y se encargan de ellas desde personas solas, a familias, grupos de amigos e incluso dos colegios del barrio cuentan con su huerto.

Habitantes del gallinero del huerto urbano de Benimaclet.
Habitantes del gallinero del huerto urbano de Benimaclet. ©iah78 para DsftBenimaclet

Tienen además un horno moruno, una zona de juego infantil, una montaña presidida por una bandera ilustrada por los niños y  un gallinero, con una quincena de animales, incluido algún pato y un gallo (tras un debate sobre si debía haber o no gallo, que afortunadamente no ha salido escandaloso).

Los huevos que producen se venden para comprar el grano con el complementan la dieta de verduras de las gallináceas. E incluso hay quien propone incorporar murciélagos, según nos cuenta Pepe Messeguer, quien junto a otras seis familias cuyos niños estudian juntos cuidan de una parcela en la que ahora mismo tienen plantadas habas, pimientos, lechugas, alubias, tomates, berenjenas e hinojo.

Los huertos urbanos han permitido recuperar una identidad propia del barrio, pero sobre todo se ha generado un espacio de convivencia”

Urbanitas agricultores

Ningún miembro de este grupo tenía experiencia previa como horticultor, y aunque algunos de sus padres han sido agricultores, Pepe asegura que todos son urbanitas, unos con más gracia que otros para coger la azada”, que van aprendiendo a partir de lo que leen o lo que les cuenta que hace el vecino de parcela, y de paso mientras cultivan hacen ejercicio.

Responsabilizarse de una parcela implica también asumir trabajos comunitarios, como la limpieza de las zonas comunes o el riego: tres o cuatro huertos se encargan durante un periodo de dos meses de regar a manta todos los campos, proceso que dura varias horas. En verano se riega cada semana y en invierno cada dos.

“Lo más importante, aparte de recuperar una identidad propia del barrio, es que se ha generado un espacio de convivencia, asegura Antonio, aspecto con el que coincide Pepe al señalar que permite conocer a gente con la que quizá nunca te relacionarías porque pertenecen a ámbitos muy diferentes.

los huertos de Benimaclet.
Huerta y urbanismo se dan la mano en los huertos de Benimaclet. ©iah78 para DsftBenimaclet

Los huertos urbanos han sido premiados por dos Universidades de Madrid y Barcelona y han recibido visitas internacionales, como  de unos jóvenes de Kyoto que estudiando en la Universitat Politècnica, o de unas mujeres libanesas y palestinas que querían aplicar el mismo proyecto en sus países.

Tampoco faltan las visitas de los vecinos que, desde el otro lado de la valla -esa que levantó en su día el BBVA para proteger sus terrenos- preguntan a los horticultores cómo van los cultivos y cuál es ahora la verdura de temporada.

PD: Y como quien no quiere la cosa, los huertos urbanos han cumplido diez años, y te lo hemos contado así.

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